Continuem el nostre recorregut literari per diverses ciutats europees. Aquest cop viatjarem al passat, anirem cap a Berlín quan encara una ciutat dividida per un mur que la separava en Oriental i Occidental. Ens acompanyes?
Volví a Prenzlauer Allee y
cogí un tranvía hasta Alexanderplatz, donde hice la correspondencia con el
U-Bahn que tenía estación en Stadtmitte. Si la ciudad hubiera estado unificada,
la siguiente estación habría sido Kochstrasse. Pero la red de metro de Berlín
Oriental moría abruptamente en Stadtmitte. No había más remedio que salir otra
vez a la calle, a Friedrichstrasse, lo mismo que antes. Una vez más me volví
hacia el oeste y vi las vallas del Checkpoint Charlie a escasa distancia. Pensé
en ir a algún otro sitio, pero a esa hora Berlín Oriental parecía cerrado y
clausurado por el resto de la noche. Sabía que volvería pronto e iría a la
ópera, o a ver una obra del Berliner Ensemble, o a buscar quizá algún garito
con jazz en vivo donde pudiera penetrar un poco más en la inaccesibilidad de la
ciudad. Pero con la fuerte nevada que estaba cayendo (y sin ningún lugar adonde
ir de ese lado del Muro), seguí andando hacia el oeste, en dirección al puesto
fronterizo. Un guardia salió de la pequeña caseta situada junto a la valla y
levantó la barrera para dejarme pasar a la zona de aduanas. Incluso aquella
noche de viento y nieve, vi a los tres guardias armados hasta los dientes, de
pie en el aire frío, que me miraban atentamente mientras me dirigía hacia el
control de pasaportes... volví a Occidente. Cuando llegué a la boca del U-Bahn,
me volví para ver el Checkpoint Charlie.
Pero tamién se había desvanecido. La nieve lo había purificado todo, como hace
siempre, borrando lo que preferimos no ver. (Pág. 130-31)
I si t’interessa Berlín i els seus habitants en el
moment de la caiguda del mur pot ser també t’agradarà:
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